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Vivir o sentirme viva?

Opciones

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Caer, aprender y volver a levantarte. Una y otra vez, hasta el punto en el que pienses que lo tienes controlado, que vivir en duelo es tu manera de vivir, que el dolor te hace fuerte y que es el precio que pagas por seguir intentándolo.

Podemos caer y volver a levantarnos muchas veces, pero caer y sentir que no puedes ni quieres levantarte hace que te plantees muchas opciones y a la vez ninguna.

Llegué a ese punto, punto del cual pensaba que no saldría y de cierta manera, aún no he salido.

Después de estar 2 meses y no ver mejora, mis familiares y amigos pasaron de preocuparse a temer que no cogiera el teléfono. Mi psicóloga se sumó a la lista de profesionales que sólo me daban dos opciones; Ingreso temporal en un psiquiátrico o vivir acompañada (para una persona que valora mucho su tiempo a solas, ninguna de las dos eran opciones válidas).

Tardé relativamente poco en descubrir la opción C, la cual en un principio no existía pero descubrí después de unos kilómetros de viaje que tal vez, era la correcta porque es en la que yo confiaba. Creer profundamente que algo va a salir bien, que es lo que te pide tu »ser» hace meses y por miedo o apego no lo habías echo, le da un cincuenta por ciento de probabilidades para que saliera bien, más probabilidades de las que me transmitían las otras dos opciones.

Quizás me estoy volviendo más »espiritual» o »natural», yo prefiero decir que, por primera vez voy a confiar en mí, en mi manera no correcta de vivir la vida.

Puede parecer una locura irte a vivir a unas horas de tu hogar, no conocer el lugar, el piso donde vas a vivir ni el trabajo donde pasarás muchas horas de tu vida, estar a unas horas de todo lo que un día se sintió como hogar, pero todo es temporal y tiene un fin.

Llevaba unas semanas en las que había dejado de sentir, semanas en las que sonreír ya no era un trabajo de teatro fácil, incluso sabiendo ya el cambio que iba a hacer, no sentía ni padecía.

Hoy al fin siento miedo, felicidad y mucha intriga. Tengo ganas de arriesgarme y a la vez de quedarme en mi zona de confort. Hoy al fin vuelvo a sentir, hoy al fin puedo volver a expresarme como estoy haciendo.

Nada importa cuando todo va mal.

Lo único válido en esos momentos es levantarse como puedas, pero esta vez sintiendo el camino, aprendiendo de él y sobre todo y más importante, conocerte y aceptarte de verdad. Abrazarte y no hacer ver que lo haces. Aplicar todos esos consejos y darte todo ese amor que das a los demás.

Quedan tres días y al fin, tengo ganas de algo, de volver a empezar.

No estaré sola, llevo cuatro años sin estarlo, sin sentirme en soledad ya que tengo al mejor compañero de vida, mi bebé Tai. Él es una parte de mí, al que le debo una vida. Todos sabemos que nosotros podemos ver el mundo, tenemos familia, amigos, amores…, ellos sólo nos tienen a nosotros, de alguna manera nosotros somos su vida. Quiero que él tenga una vida feliz, una vida llena de lugares, olores y personas nuevas, una vida lejos del ruido de la ciudad ciudad y cerca de la paz de lo natural, y quiero que la viva a mi lado. Quiero brindarnos una mejor vida, nos lo merecemos.

Será la solución? No lo sé, pero de momento es la opción que he creado y en la que estoy confiando.

Quizás salga mal, pero equivocarse también forma parte del proceso.

Sólo quiero salir a caminar bajo la lluvia, descalzarme y sentir la tierra entre mis dedos, no escuchar nada más que animales mientras el único olor que emana mi alrededor sea el olor a árboles o musgo mojados y volver a casa agradeciendo el poder sentir.

No quiero viajar unos días a un lugar y volver a la rutina, no es la vida que quiero vivir.

Quiero una vida en la que pueda vivir unos meses en diferentes lugares, una vida en la que sea yo quien decida cómo vivirla.

No quiero echar raíces en ningún lugar, cuando aún me quedan muchos sitios que visitar, muchas maneras de vivir y perspectivas que aún no conozco.

Parece difícil, pero es más fácil de lo que pensaba, sólo se necesita un empujón y valentía. Una penúltima caída. Y sobre todo, confiar en ti.

Después de un par de llamadas a »desconocidos», conseguí trabajo de lo mío, un piso para mí y Tai y un pueblito del norte donde poder vivir todo lo anteriormente explicado.

Doy gracias a la vida por no ponerme las cosas difíciles y me doy las gracias a mí por tanta valentía.