Skrytz

Vivir o sentirme viva?

Mente

Posted by

·

La mente, esa creación que se lleva la corona si hablamos de la mejor máquina capaz de catapultarnos a la cima o encerrarnos en una prisión de la que, muy pocos consiguen salir.

Puede jugarnos malas pasadas, hasta el punto de hacernos creer que vivimos una vida que no merecemos vivir. Quizás nos haga creer que lo que estamos viviendo es la única realidad que existe, imposibilitándonos en todos los sentidos en nuestro único propósito, el de conocernos y vivir.

En ocaciones, caemos tan abajo que empezamos a planteárnoslo todo, buscamos ayuda en los de nuestro alrededor y en profesionales.

Y acabamos en la conclusión de que sólo nosotros podemos con ello. Los amigos se van y las terapias duran 2 horas a la semana (si es posible costearlo que esa es otra), y las pastillas te anulan del mundo real, ya no lloras ni sientes, pero ahí estas tú y tu yo más sincero pero a la vez el más demoledor.

Cómo lo hago, si sé que solo yo puedo con ello? Quizás es la pregunta que más ronda por nuestras cabezas cuando pasamos por algo similar.

En realidad, no hay respuesta.

Empieza un proceso de autoconocimiento, resiliencia y templanza, un proceso que no nos dará las »respuestas» pero sí nos ayudará a conocernos y a hacernos dar cuenta de la fortaleza que llevamos dentro. Allí estará la respuesta, una vez llevemos un tiempo en ese recorrido nos daremos cuenta que la respuesta siempre estaba ahí, dentro de uno mismo.

Estamos en una era que lo queremos todo rápido, queremos respuestas claras y sin tener que pensar mucho y si no es así, cambiamos y buscamos otra manera hasta encontrar la manera más rápida. (Este tema lo dejaré para otro post, que hay para rato)

A veces nos olvidamos que nacemos y morimos solos, olvidamos que si estamos aquí es para jugar a un juego en el que no hay un ganador sino un cúmulo de enseñanzas y experiencias que finalmente son las que nos acompañarán al último suspiro de nuestras vidas.

No soy quién para decir que las terapias o los medicamentos no funcionan, que en algunos casos son necesarios. Pero nada de todo eso funciona si no somos nosotros mismos los primeros en confiar en nosotros, los primeros en darnos un abrazo en esos días oscuros, cuando no tienes a tus terapeutas o conocidos cerca. Esa soledad es necesaria, necesaria para conocernos y preguntarnos qué necesitamos, escucharnos y apoyándonos a uno mismo.

La etiqueta de »depresión» a primera de cambio siento que nos quita la esperanza, impidiéndonos contraatacar contra ese dolor, impidiéndonos entender por lo que estamos pasando y el porqué reaccionamos como lo hacemos. O al menos ése fue mi caso.

Quizás no tenemos depresión, quizás estamos viviendo una deprimente realidad.

Quizás, aún cuando pensamos que lo tenemos todo y no podemos tener esos momentos de »felicidad», quizás no lo tenemos todo.

Tal vez, dejamos de lado nuestros sueños, nuestras ambiciones o todo eso que en el fondo sabemos que somos. Nos apagamos las ilusiones con los años, quizás esa inocencia con la que nacemos acaba perdiéndose con el pasar de los años, con los comentarios de los demás, el miedo o con el victimismo que sin saberlo ni quererlo un día empezó a formar parte de nosotros.

En resumen; pienso que sólo nosotros nos podemos salvar y curar las heridas, nadie nos conoce mejor que nosotros mismos y no, no hablo del exterior, sino de ése interior que sólo dejamos ver a algunos y las pequeñas partes que nos interesen.

El primer paso es preguntarnos qué queremos, qué podemos hacer por nosotros mismos y al menos, intentarlo y poco a poco, volver a crear esa confianza que fuimos perdiendo.

Aprendiendo a levantarnos cada vez que lo necesitemos, a escucharnos cada vez que sea necesario y animarnos en esos pequeños pasos que antes parecían imposibles.

Necesitamos dejar de pensar y hacer tanto por los demás, dejar de ver vidas ajenas e irreales por las redes sociales y descubrirnos a nosotros, a nuestro ser.

Tenemos que volver a aprender a escucharnos.

A querernos y respetarnos.

A conocernos.

Skrytz